Este fin de semana nuestros alumnos se han embarcado en una emocionante peregrinación a Guadalupe. Siendo un viaje de fe, comunidad y conexión con nuestra historia.
En el Monasterio de Guadalupe se celebró la misa que pone fin a la XXIX peregrinación diocesana de jóvenes. La celebración ha reunido a peregrinos, voluntarios y sacerdotes diocesanos, quienes han compartido una jornada de reflexión y fe. La eucaristía ha estado presidida por el Delegado de Juventud, Pablo Fernández de la Puebla.
En su homilía, Fernández de la Puebla ha comparado la experiencia de la peregrinación con el viaje de la vida. “La vida es un camino que recorremos junto a María, quien nos abre las puertas del cielo”, ha afirmado. Ha destacado la necesidad de tener claro nuestro destino, señalando que es fácil dejarse llevar por “la marea del mundo”. También ha subrayado que, “el camino de la vida, al igual que una peregrinación, tiene etapas difíciles, pero también momentos de mucha alegría. La vida es muy bonita y merece vivirla, es un regalo de Dios”, ha destacado.
Ha instado a los jóvenes a considerar el cielo como su meta, un lugar de felicidad eterna en el que no estarán solos, sino rodeados de amigos y de Dios. Citando al Papa Benedicto XVI, ha recordado que “la Iglesia es una compañía de amigos que no te abandonará nunca. Sale a nuestro encuentro y nos invita a sentarnos en la mesa de la eucaristía, nos escucha y nos acompaña”.
Al finalizar su discurso, Pablo ha hecho un balance de la peregrinación, afirmando que “hemos disfrutado y vivido algo diferente a lo que el mundo nos ofrece”. Destacó la alegría del fin de semana, recordando a los jóvenes que, al mirar a María, encontrarán guía y compañía. Los animó a ser valientes y a acercarse a la eucaristía, la oración y el sacramento del perdón, asegurando que en Jesús hallarán descanso y satisfacción para sus deseos.
Así, los jóvenes de la Diócesis han vivido un fin de semana enriquecedor, superando desafíos y encontrándose con el Señor a través de María. Con la mirada puesta en 2025, ya comienzan a prepararse para la trigésima peregrinación a Guadalupe.