El próximo domingo 23 de mayo celebramos en la Iglesia Cristina la festividad de Pentecostés, el día de Pentecostés se comunica el Espíritu Santo a los apóstoles, se manifiesta y se revela como Persona Divina, enviada por Cristo desde el Padre. El reino de Cristo queda abierto para todos los que creen en Él. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en «los últimos tiempos», el tiempo de la Iglesia. A partir de esta hora, la misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia. (731-732).
Por lo que con motivo de esta festividad y además coincidiendo con la Semana “Laudato Sí”, el sábado 22 de mayo nuestros catequistas realizarán una convivencia en Hornachuelos y posteriormente participarán en la Vigilia de Pentecostés, en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba.
Se realizarán diferentes actividades en grupo, como la dinámica de los dones, en la que cada persona tiene que reflexionar de forma personal sobre los dones que Dios nos ha dado cada uno como punto de partida para entender los dones del Espíritu Santo. Posteriormente los participantes formarán grupos pequeños, de 5 a 8 personas, preferentemente formándose grupos entre personas que se conocen. Cada grupo se distribuye en un semicírculo o círculo cerrado, de manera que podrán compartir, y captar todo lo que dicen los demás. Deben ser un tanto alejados los grupos unos de los otros, pero no totalmente aislados. Si están en forma de semicírculo, en medio se irá sentando cada uno de los miembros del grupo de forma sucesiva, cada uno en el momento en que le corresponda ser enfoque de la dinámica.
Se decide sobre cuál de los miembros del grupo se va a sentar en el centro y el resto pensarán en los dones de esa persona. Se debe enfocar únicamente en medio del círculo. Todos juntos rezan una oración al espíritu santo. Se guarda un momento de silencio, permitiendo a cada miembro pensar en las cualidades positivas, no en sus defectos ni limitaciones, a no ser que revisten algún aspecto positivo. El que está en el centro comienza diciendo al grupo los dones que descubre dentro de sí. Hay que evitar una falsa humildad que pretende que uno no tenga dones; precisamente porque son dones (cosas regaladas a uno por Dios, y no tanto logros de nuestro esfuerzo) no es signo de orgullo hablar de sus dones (aunque sean muchos), sino más bien ser agradecido para con Dios.
Luego, las demás personas del grupo le dicen a la persona sentada en el centro, los dones que ven en ella.
Pueden repetir algunos ya dichos, a manera de confirmarlos (por ejemplo «Sí, definitivamente tú tienes el don de la alegría, porque muchas veces tu sonrisa me ha alentado en momentos difíciles»), pero sobre todo se debe tratar de ayudar a la persona a descubrir o reconocer otros dones que no ha mencionado, o que no sabe valorar. (Al mismo tiempo ayudamos así a los demás miembros del grupo a apreciar y valorar estos dones en la persona que los tiene.) Cada persona tiene que decir algo positivo a la persona interesada.
Cuando todos los demás miembros del grupo han compartido de esta manera sobre la persona escogida, esta debe dar gracias al Señor por los dones que ha puesto en ella, y que sus compañeros/as le han ayudado a descubrir, y a la vez hacer una oración de compromiso, prometiendo poner estos dones al servicio de los demás, ya que le fueron dados por esta finalidad.
Realizando está actividad por todos los participantes.
Después de que todos hayan terminado este proceso en su pequeño grupo, se puede quedar unos momentos para saborear esta gracia del Señor y agradecerle su bondad (una acción de gracias general).
Al final de todo, cuando todos los grupos han terminado si se desea puede haber una puesta en común para invitar a los que quieren compartir sobre la experiencia, que suele ser muy rica.
Posteriormente, nuestros catequistas asistirán a la Vigilia de Pentecostés, en la Santa Iglesia Catedral de Córdoba.