Queda poco para celebrar la Navidad, para recordar el inicio de un relato que se actualiza cada día en nuestros centros educativos, la dignidad que nos regaló Dios Padre con el nacimiento de su hijo y su entrega hasta el final por amor.
Esa dignidad está ligada al ser hijos de Dios, es nuestra heredad, somos sus escogidos. Sabemos que al igual que la alegría cuando se comparte crece, cuando reconocemos la dignidad en el otro, indistintamente de sus capacidades, miedos o inquietudes, esta se expande e irradia y se manifiesta plenamente como una comunidad creativa, digna y feliz.
Esto ha pasado esta mañana en Trinidad, en el encuentro de los alumnos de nuestro grado superior de Animación Sociodeportiva (TSEAS) con los alumnos de Educación Especial de los colegios Diocesanos Trinidad, San Acisclo y Santa Victoria, Trinidad – Sansueña y Reales Escuelas La Inmaculada. La dignidad, la felicidad, la educación integral en lo intelectual, lo afectivo, lo físico, lo social y sobre todo lo trascendente y espiritual flotaba en el ambiente junto al maestro y modelo de nuestra Fundación, nuestro señor Jesucristo. Sean testigos ustedes mismos y compartan con nosotros la felicidad de trabajar con nuestros alumnos, con los docentes y monitores, con toda nuestra Fundación.